lunes, 25 de febrero de 2008

"Hay un mar de petróleo debajo de nuestros pies, y sólo yo puedo llegar hasta él".

El palimpsesto fílmico es esto. Es coger la tabla en la que dibujaron otros sus conjeturas, y borrarla total o parcialmente con las tuyas. De manera que ni estás creando algo totalmente nuevo, ni estás copiando totalmente algo ya creado. Imitación como camino hacia la originalidad. Casi acaba con el fantasma de la música como elemento creador de (y a la vez conspirador contra, por apropiarse de una función inherente a la imagen) drama y épica, pero vaya, la verdad es que Johnny Greenwood lo hace bastante bien. Y a mi plim, porque lo que se está renova-calcando es el cine de los 70, la Nueva Narrativa del Relato. Desierto, palimpsesto y formalismo en los planos y encuadres aquí se llevan bien, muy bien.


Lo primero que habréis oído es que se trata de la adaptación de una novela ("Oil", escrita en 1927 por Upton Sinclair). Lo segundo que no váis a oir pero si a leer es que está basada en las 150 primeras páginas de la misma, que es como decir que se basa en el contexto del libro (las dificultades de los buscadores de petróleo). Lo tercero será, para los que la hayáis visto, una redundancia: la música de Johnny Greenwood (guitarrista de Radiohead) cumple su atmosférico objetivo. Nuestro secundario de lujo, Paul Dano, repele como se busca en su papel de adolescente fervoroso-apocalíptico con pretensiones de servir para algo y alguien (es decir, de propósito reservado). El chaval es reconocido de "Pequeña miss sunshine" (Jonathan Dayton/ Valerie Fari, 2006). Y ahora un poco de distribución: siendo una película clave para entender el 2007 (su estreno en USA fue de hecho, el 26 de diciembre, ya de por sí muy ajustado), es sangrante que se postergue hasta un 15 de febrero del año presente. El estreno mundial se hace por evidente, necesario. Habrá que decirle algo a los de la Paramount (las productoras implicadas han sido Ghoulardi Film Company, Paramount vantage y Miramax Films). Fotografía formalista y cumplidora la de Robert Elswit (véase la coetánea "Michael Clayton", o la anterior película de Anderson, "Embriagado de amor" del 2002, así como el resto de su filmografía: "Magnolia" en 1999, "Boogie Nights" en el 97 y "Sydney" en el 96).



158 minutos en los que sumerjirse sin oxígeno ni ideas preconcebidas, y aviso a los que se aburren en las películas largas (como yo): si vas con la idea de que la película se haga amena y rápida es que tu vida misma sufre de errores de planteamiento. En 158 minutos puede pasar de todo, puedes sentir dinamismo o hundirte en la butaca y suspirar, pero los 158 minutos pasan igual, no antes, no después. 158 minutos, austeridad como norma y no como concesión... y Daniel Day-Lewis.









2 comentarios:

Samuel dijo...

Jajaja, sólo con leer este post me han entrado ganar de ver la película. Buen artículo. Seguid así.

De momento, os habéis ganado un hueco entre mis favoritos.

Samuel dijo...

P.D: Se me olvidaba. Me ha encantado la frase "si vas con la idea de que la película se haga amena y rápida es que tu vida misma sufre de errores de planteamiento".